domingo, mayo 31, 2015

¿Sostenibilidad real o modal?



Hoy en día se habla mucho del término sostenibilidad, quizá demasiado, otras veces a la ligera o en su defecto por ser un tema de moda. Lo que me propongo es que vamos a intentar analizar que es y en que se sustenta la sostenibilidad.
Evidentemente la idea de sostenibilidad siempre se ha sustentado sobre cinco grandes ámbitos por una parte está el económico, por otra parte está el social, sin olvidar el aspecto medioambiental, el cultural y el político-institucional que juegan las instituciones administrativas. Para mi amigo Arthuro Crosby, el desarrollo sostenible supone “permanencia”, lo que implica una acción integrada hacia el aprovechamiento óptimo de los recursos, la participación de la población local y la preservación y mejora del entorno (Crosby, S. et al.; 1993).


Por otra parte también hay que destacar la aportación de Pulido San Román (2003), Tous Zamora y Ciruela Lorenzo (2005) que entienden que el desarrollo sostenible debe incorporar unos presupuestos básicos y comunes, que lo definen y lo diferencian de otros conceptos tales como son la amplitud geográfica.
Destacan siete aspectos importantes dentro del contexto global, cono son por una parte la amplitud sectorial: que incluyen a los grupos sociales y sectores económicos, participantes y beneficiarios, con condiciones de igualdad; por otra parte está la amplitud temporal que es la que recoge el presente y futuro son los beneficios que tendremos para las generaciones presentes y futuras; por otra parte está también el desarrollo holístico que es el que buscan el equilibrio global ya que son necesarias para que todas las áreas del bienestar humano tengan un desarrollo completo y medioambiental; está también presente la participación activa de todos los componentes, en los procesos de planificación y de ejecución, sin olvidar la conjunto empresarial que se basa en alcanzar los valores prefijados de conservación y desarrollo global y por último el llamado cambio cultural en el que vivimos dando un uso racional e indefinido de los recursos naturales, culturales y humanos.

Pero si vamos más allá y analizamos la relación entre la idea de sostenibilidad y el territorio, vemos que este se apoya en los principios fundamentales como son el efecto de las actividades que realizamos en el presente y que tendrá sus consecuencias en el futuro. En segundo lugar destacan la importancia de mantener los procesos ecológicos y en tercer lugar los beneficios de mejorar la calidad de vida ya que así no le negaremos a las generaciones futuras la oportunidad de hacerlo y mantenerlo en condiciones. Estos  tres  pilares  tienen  una  relación  directa  con  el  ámbito  local donde vayamos a implantar un sistema de sostenibilidad adecuado.  El mantenimiento del medio y la mejora de la calidad de vida se comprenden aún más de manera práctica en un ámbito local.
El impulso del concepto sostenibilidad y del binomio desarrollo sostenible, a partir de la década de los setenta, comenzó a abrir las ventanas a nuevas discusiones y nuevas formas alternativas de entender el concepto de progreso clásico, además el nacimiento de ONG’s activas en defensa del medio ambiente y las sucesivas cumbres internacionales como por ejemplo la importante Conferencia de Estocolmo que elevaron y dieron voz sobre la problemática del medio ambiente y el desarrollo, el estado de bienestar y los espacios naturales, la relación de la biomasa y el biotopo o el éxodo de los espacios rurales hacia las ciudades fueron algunos temas de importancia que se pusieron en primer término en la opinión pública y en el mundo científico.



Como todos sabemos la geografía nació con un marcado signo de defensa del  medio ambiente, además también para dar a conocer y descubrir el espacio natural. Las diferentes corrientes de la Geografía han marcado la relación entre el Hombre-Medio, teniendo en cuenta una formulación ambiental, y por supuesto, territorial (Ortega, J.; 2000:154-155). La noción de espacio en el ámbito geográfico tiene en primer lugar la idea de expansión (Ortega, J.; 2000:340), pero también se relaciona con la experiencia y la práctica humana. La elaboración social del mismo permite relacionarlo con el proceso de transformación de la naturaleza y de la sostenibilidad de los equilibrios existentes.

Ahí es donde radica la importancia del medio ambiente y el territorio, ya que el medio ambiente es definido como “el conjunto de elementos físicos, químicos, biológicos y de factores sociales capaces de causar efectos directos o indirectos, a corto o a largo plazo, sobre los seres vivientes y las actividades humanas” (Vázquez, L.; 1990:36). Además el desarrollo aparece a mitad del siglo veinte como una propuesta de crecimiento de la economía de mercado, de ampliación de la riqueza material expresada en un único o sobredimensionado indicador macroeconómico: el producto interno bruto.
El desarrollo comenzó a mostrarse con una proyección espacial (Peemans, J.P., en: Valcárcel, M.; 2006), que es donde se asientan las relaciones sociales y la cohesión entre individuos. El desarrollo está ligado intrínsecamente a la capacidad de consolidar los lazos sociales al interior de colectividades que tienen una base territorial definida. Está relacionado también con la capacidad de las poblaciones de administrar su ambiente natural de una manera sostenible, a través de la construcción de un cuadro institucional apropiado y de una identidad cultural que tiene su base material en la construcción misma del territorio dado. El desarrollo se enriquece por la diversidad” (Peemans, J.P; 1996: 8). Se hace necesario, además del desarrollo, un equilibrio sostenible dentro del territorio.



Algunos autores toman el territorio como espacio de desarrollo. El desarrollo y la sostenibilidad por tanto ya permanecen unidos y por tanto da lugar al nacimiento de poner en marcha un desarrollo local y sostenible para nuestro Planeta. Además estudiosos como Bosch que propuso la conservación del capital humano a favor del desarrollo sostenible (Bosch, M.; 1998). Así se pueden maximizar los beneficios del desarrollo (López A.; 2001) que implica la utilización de los recursos naturales renovables a ritmos regenerativos y la optimización del uso de recursos no renovables y el progreso tecnológico. Otros autores (Rodríguez, R.; 2003; Elizalde, A.; 2003) retoman la idea de un desarrollo a través de redes globales que implican el desarrollo de espacios periféricos, como el caso de los rurales.
Evidentemente fue el inicio para sentar las bases de ordenamiento de nuestro medio ambiente desde una perspectiva local, coherente y de transformación de la naturaleza y de la sostenibilidad para las futuras generaciones.


No hay comentarios: